"Sin paraíso no hay romanticismo"
Es lo que recuerdo... tal vez ahora que estoy leyendo de nuevo, hubiese sido una buena síntesis que compartir, y claro, quizás ahora que pienso con menos claridad, pienso que hubiese sido el encuentro perfecto entre el hoy y el ayer, entre lo que somos y nos cuentan que fuimos, entre esa necesidad de querer volver al pasado, o sea, alguna vez un Adán en un paraíso, ¿perdido, olvidado, ansiado, tortuoso, culpable? qué se Yo, colóquele el adjetivo que quiera, pero digamos el mínimo común: verde, lleno de flores y animales, sin nombre, o en proceso de nombrar, un Sol, que no sabría describir, posiblemente más blanco, más rojo por las tardes, ¿Todos desnudos? ¿Dónde habrán tejido sus telas las arañas? ¿Qué moscas habrían quedado atrapadas? ¿Cómo habrá sido la primera lluvia? ¿Tras que miradas habrán surgido las cordilleras? ¿Qué hombres cansados habrán disfrutado del viento? ¿Habían veranos, inviernos? ¿Había otoños y primaveras? Pues no, parece que no. No me atrevo a afirmar. Eso es cosa del tiempo: ¿Del período Secundario, en un salto dudoso, pero que se visualiza hacia el Cuaternario? Eso se encarna en el espacio; ¿Escribo bien? el espacio, y el Edén no era ningún lugar, no era ningún jardín. Ni se caminaba durante paseos largos, ni se sentía la propiedad de una esquina, de un paradero, jajaja, imposible, ¿Cierto? en ese tiempo, muy lejano del siglo XXI, de un árbol (presumiblemente sólo el vedado), pues, ¿Hacia dónde podrías ir Adán si lo tenias todo o más bien, no tenías nada que olvidar? Todo estaba por hacerse, o por lo menos, sentirse, adquirir con la sensibilidad de los ojos, de la piel, de la emoción, del silogismo forzado, a esta altura en que los verbos recién se probaban en acciones inmaculadas, sin rencor. La verdad no te envidió nada Adán, ni si quiera la verdad de Dios, ahí a tu lado, ni el árbol del fruto prohibido, Yo, que a cada paso, pruebo una vez más la incertidumbre- puede ser también la obligatoriedad- de ser hombre, un hombre que nunca ha perdido un paraíso. Y tal vez por ello: ¿Más feliz? Lo seguro: sin aires de romanticismo.
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