sábado, 27 de noviembre de 2010

Recordar nos hace felices

Hace tiempo hubiese sido futbolista, en parte lo fui, y hoy que no lo soy, me doy cuenta de todas las coincidencias que existían y que apuntaban hacia el futuro, que es hoy, y que no da huella alguna sobre el futuro del mañana. Primero fueron las calles: en 1997 el campo de entrenamiento se cruzaría con la casa de ella, pero 10 años más tarde... claro que unas cuantas cuadras más allá, pero caminar no me importaba, si después no nos movíamos del lugar. Cómo pasa el tiempo dice José mientras se arranca una pelusa del botón superior de su camisa a cuadros. El cuadernillo se encuentra apegado a su cuerpo. Y mucho, dice el comentarista y continúa: luego con la casa de estudios, ya digamos mejor universidad, y siempre, siempre, siempre ¿Es necesario que repita tanto? dice, mire que tengo que escribir textual y a mano, mientras juega con el lápiz sobre el cuadernillo ¿Colocó la repetición? Si, y no me interrumpa que me pierdo... siempre esperó que aparezca en el mismo lugar, algo así como la espera del gol que no fue, pero que uno se lo imagina siempre, de chilena, jajaja a lo Sandrino Castec contra Argentina en Mendoza ¿Lo recuerda? O de taquito y seamos francos, soñando que me paso, eludo a todo la defensa para clavarla en un costado mientras el arquero ni si quiera se quiere levantar para no ver el balón en la red. Más en una tarde como la de hoy, cuando los árboles se ven tan vivos y son una alegoría de esa espera excesiva, equivocada, angustiosa, pero extrañamente feliz, porque me recuerda lo que fue y lo que desde ahora en adelante debe ser. ¿Yo recuerdo que usted no hacia muchos goles? y moja su lápiz con la boca, tosen, no fume aquí por favor. Sigue: Sólo dos y uno no lo vi porque me sacaron con una fuerte patada, cerré los ojos por el dolor. Si, ella era como esa persona que no se reconoce en las multitudes, que se pierde entre los colores y que no sabes si te puede ver y menos oír, ni nadie más en el estadio sabe que la estás buscando, pero apenas haces el gol la quieres ver ahí, impaciente... ¿Sabe de dónde viene la palabra gol?, se pregunta a sí mismo mientras el reportero ni si quiera levanta los ojos al escucharlo, concentrado en escribir, ni idea, debe ser una metáfora, algo así como el sonido que hacen los lobos después de copular... No, mejor déjeme pensar, no ponga eso. Salen los equipos a la cancha. El aliento de la hinchada envuelve el borrón que esta haciendo el reportero en el cuadernillo. El segundo tiempo va a comenzar. Toman asiento en la caseta deportiva. Se escucha el pitazo inicial.

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