domingo, 28 de noviembre de 2010

Plaza de Armas

Debe ser una confusión. Una mezcla de películas, imágenes de novelas, fotografías y quizás un recuerdo vago. Es impreciso, pero al final de un pasillo rodeado de arbusto, de hojas impermeables, bañadas por una capa de suave liquido, y de otros más tupidos, quizás a diez o quince metros, lo bastante largo y extenso para la mirada de un niño, claro, porque en uno de los extremos la imagen es la de un niño: sandalias cafés con unos cierres dorados, duros, incómodos por la expresión de Mauricio al caminar, pantalones cortos, una camisa a cuadros azules, amarillos con un fondo flanco y sobre sus ojos la melena de su pelo dispuesto hacia la frente, como el He-Man que ve las tardes en el canal cinco. Y mientras camina hacia el otro extremo envuelto en una luz que lo acompaña, pero que desaparece del espacio circundante, que lo ilumina solo a él, como la luz de un reflector, pero menos invasiva, puesta como en hilos transparentes ¿Es un niño recuerdan? se encuentra un hombre viejo, sin forma, solo con un chupalla y al lado un caballo: ¿De verdad o mentira? Me confundo, Mauricio que ya ha llegado y se fija en los ojos de a crochet, no dice nada, se hunde, teme acercar su mano, algo le da confianza, un gesto, tal vez un guiño del hombre, tal vez la montura que tiene lo colores de Chile, si, porque ya sabe, que Chile es azul por el cielo, blanco por la nieve y rojo por la sangre, tal vez de Arturo Prat, pero eso lo tiene menos claro, porque no lo ve, tal vez el hecho de que siente que el caballo impasible, tiene vida, también la vida alrededor va apareciendo, como los objetos vuelven aparecer cuando amanece tiernamente, en la plaza : el vendedor de helados, otros niños con globos, remolinos, organilleros, gente jugando ajedrez, música, si, música, que baja por la plaza como las niñas que bailan tomándose con la punta de los dedos los bordes de sus vestidos, girando, meciéndose alegres. Algo llena el espacio de vida, es el soplo de un sueño, su abuelita siempre esperándolo con una servilleta para sacarle las manchas de helado. Todos son felices en esta plaza española, o que era española, y hoy es un recuerdo vago, que ya no existe.

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